Leemos Fahrenheit 451 para aprender las escalas de temperatura y pensar sobre las normas tras el confinamiento por el COVID.
Después de la experiencia del Club de Lectura con Primavera Silenciosa, obra de Rachel Carson que desapareció del fondo de Librarium, elegí Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, una obra tan provocadora como vigente, que nos sirvió de hilo conductor durante los meses de noviembre y diciembre de 2020.
Nuestra lectura colectiva coincidió con el trabajo del tema “Medidas del volumen, masa y temperatura”, lo que permitió explorar la escala Fahrenheit, junto con las de Celsius y Kelvin, y reflexionar sobre el lugar de la ciencia y la cultura en la sociedad.
Bradbury nos invitó a cuestionarnos el valor de la memoria, la importancia de la lectura como acto de rebeldía y liberación, y el riesgo de una realidad limitada por consignas oficiales o el pensamiento único.
La dinámica del club nos permitió combinar la lectura en clase con el uso de herramientas digitales: debate en foros, selección y comentario de citas, cuestionarios interactivos a través de Librarium y, como reto final, un juego en Genially dividido en tres partes: identificar personajes, asociar citas clave y responder a un cuestionario científico sobre las escalas de temperatura.

La dinámica del club nos permitió combinar la lectura en clase con el uso de herramientas digitales: debate en foros, selección y comentario de citas y cuestionarios interactivos a través de Librarium (imagen).
Como reto final, creé un juego en Genially dividido en tres partes: identificar personajes, asociar citas clave y responder a un cuestionario científico sobre las escalas de temperatura.
Si hoy vuelvo la vista atrás, me alegra haber conservado el recuerdo personal y profesional y comprobar que el esfuerzo de preparar actividades interactivas, juegos y propuestas diferentes encuentra su mayor recompensa en ver la ilusión de los alumnos ante cada novedad y, sobre todo, en tratar de engancharles a la lectura.
Mujeres en Ciencias y Matemáticas

«Una atmósfera compuesta por ese gas [dióxido de carbono] daría a nuestra Tierra una temperatura elevada; y si en algún período de la historia su proporción hubiera sido mayor, el resultado habría sido necesariamente un aumento de la temperatura.»
— Eunice Newton Foote. Científica experimental y activista estadounidense, siglo XIX.